martes, 31 de julio de 2012

EL ORIGEN DEL MITO: LAS FUENTES CLÁSICAS


LAS FUENTES GRIEGAS (I)
No cabe duda de que cada vez que oímos la palabra Tarteso resuena en nuestro oídos un eco de misterio y enigma.  Un halo mítico envuelve al concepto de Tarteso  desde el  mismo momento en que su nombre fue pronunciado por primera vez, y aún hoy es muy difícil apartarlo de nuestra mente cuando nos acercamos al estudio de esta etapa de nuestra historia.

Las primeras referencias a Tarteso han llegado hasta nosotros a través de los textos que nos legaron los poetas, geógrafos e historiadores griegos y romanos. Estos textos componen las fuentes literarias principales para acercarse al estudio de la civilización tartésica.
El origen de este fenómeno mítico hay que enmarcarlo en su contexto adecuado, entendiendo que la ubicación de Tarteso en el extremo occidental del mundo conocido, en aquel momento, favoreció la elección de este lugar, por parte de los griegos, como el escenario perfecto para situar algunos de sus mitos, entre los que destacan el ciclo de Heracles (Celestino 2008: 96).
Las fuentes nos hablan de un origen muy antiguo para las ciudades tartésicas, y el registro arqueológico nos señala fechas cada vez más altas (actualmente en torno a los siglos X-IX a.C., aunque sobre esto hablaremos más adelante), sin embargo no será hasta el siglo VI a.C. cuando los primeros poetas griegos pongan por escrito el nombre de Tarteso.
Una parte importante del desconcierto que envuelve a las referencias literarias sobre Tarteso es que aparece citado indistintamente haciendo alusión a un río, un territorio o una ciudad. Así pues, la primera mención a tener en cuenta es la que hace el poeta Estesícoro de Himera  (632/629 a.C-556/553 a.C.), refiriéndose, por Tarteso, a un río en su poema Gerioneida (Domínguez Monedero 2007: 227):
            «Casi enfrente de la ilustre Eritia, más allá de las aguas inagotables, de raíces de plata, del río Tarteso, […]»
Esta obra se enmarca dentro del ciclo heracleo y trata sobre el enfrentamiento del héroe griego con Gerión, ser mitológico con tres cuerpos, cabezas y extremidades, que custodiaba una magnífica cabaña de bueyes; robarlos era el objetivo de Heracles. Eritia era el nombre griego que recibía una de las islas que formaban el archipiélago gaditano.


Enfrentamiento de Heracles con Gerión

lunes, 2 de julio de 2012

Nuevo artículo sobre el tesoro del Carambolo

El trabajo “Revestidos como Dios manda. El tesoro del Carambolo como ajuar de consagración”, de los profesores J.L. Escacena y F. Amores (Universidad de Sevilla), recién publicado, aborda, desde una nueva perspectiva, el debatido asunto de la funcionalidad de las piezas que componen el tesoro del Carambolo.

El artículo aparece en el número 20 (correspondiente a 2011) de la revista Spal, publicada por el Dpto. de Prehistoria y Arqueología de la Universidad de Sevilla.

Resumen del artículo:
A la luz de la nueva interpretación del yacimiento del Carambolo, el tesoro aparecido allí en 1958 puede ser interpretado como ajuar sagrado. Sus diferentes piezas se usarían como adorno para dos bóvidos y como vestimenta litúrgica del sacerdote encargado de ofrecerlos en sacrificio a los dioses.

Escacena, J.L. y Amores, F. (2012): “Revestidos como Dios manda. El tesoro del Carambolo como ajuar de consagración”, Spal 20: 107-141